Entrevista a la Shica
21-10-11
La Shica empezó marcando el compás a base de rap y flamenco en aquel Trabajito de Chinos (Warner) del 2008. La copla que se podía escuchar en ese primer disco se hizo el tema fundamental de Supercop (Warner, 2010), disco en el que La Shica le da dos vueltas de campana al género, con unas letras sacadas de la batidora lírica de Luis Domercq y traídas a la realidad más groove por Elsa Rovayo y su grupo. Este disco es pura dinamita. Pero la experiencia no se completa hasta que no se ha visto a La Shica en directo, como han podido hacer, entre otros, los madrileños, durante las cinco semanas consecutivas que el grupo estuvo llenando el Teatro Galileo de Madrid.
Para esta entrevista contamos con una aliada excepcional: la premiada poetisa Verónica Aranda, gran talento y experta en copla, género que ha estudiado y al que ha homenajeado expresamente en su libro Tatuaje (Hiperión, 2005). Charlamos al lado del Manzanares, mientras se va yendo la tarde.
Verónica Aranda: Quería empezar hablando de la copla, que es uno de tus referentes. Para mí supone un reto innovar la copla, que es un género del que muchos dicen que se había quedado anquilosado en los años cuarenta y que no había tenido una gran evolución después de Quintero, León y Quiroga. Quisiera saber cuál es tu opinión al respecto.
La Shica: Yo no diría que renuevo la copla, eso es mucho marrón. Yo tengo influencias copleras y me gusta trabajar con eso, porque es la música que he escuchado, que está en la genética de todos los de mi quinta. Era lo que oíamos por la radio, en las pelis... Eso nos ha afectado y es lo que yo sé, así que por ahí empiezo a hacer otra música, pero ni mucho menos pretendo renovar un género tan alucinante y tan rico. Aún así, yo pienso que sí que ha habido gente revolucionaria en la copla, como Martirio. Esa sí que ha hecho por la copla. Porque yo toco otros palos, pero ella ha estado ahí, ahora también con cosas latinoamericanas, pero ella siempre ha llevado ese camino, y yo creo que ese título se lo merece más ella que yo. La revolucionaria, la renovadora, ha sido ella, y ha sido ese testigo el que algunas hemos cogido y hemos intentado seguir. Pero creo que mi trabajo es mucho más 'light' que el de ella.
VA: Muchas de las protagonistas de las coplas eran mujeres de armas tomar y algunas de ellas incluso, si analizamos las letras, lanzaban mensajes implícitos contra el régimen. Incluso algunas interpretes han definido a Lola Flores como una rapera de la copla. ¿Qué mensaje manda una 'supercoplera' del siglo XXI?
"¡Arriba las mujeres!"
LS: ¡Pues que arriba las mujeres! Eso es lo que últimamente siento todo el rato. Pienso en todas las mujeres como hermanas. Hemos pasado mucho. También hemos conseguido mucho, gracias a dios, aunque todavía no hemos conseguidad la igualdad. Pero vamos bien. Yo estoy rodeada de mujeres a las que admiro, tías valientes que consiguen cosas en sus curros, con sus familias... Creo que estamos en un momento bonito, más de celebrar que de quejarnos. ¿Que los hombre siguen cobrando más? Sí, eso es una mierda y lo tenemos que arreglar, pero creo que vamos muy bien. Las copleras eran unas modernas y unas rompedoras de la hostia, pero las mujeres de su tiempo tenían que pedir permiso para tener carnet de conducir, el marido tenía que autorizarlas para poder sacar dinero del banco... Unas cosas muy surrealistas.
VA: O para poder viajar, porque no tenían pasaporte.
LS: Claro, y ellas decían, "No señores, por ahí no va la película. Yo salgo ahí con mi escote, fumo, tengo amante y vamos a vivir la vida".
VA: Algunas eran prostitutas, como en Ojos Verdes, o Tatuaje. Queridas, que no estaban casadas...
LS: ¡Unas valientes! Eran las supermodernas, lo que pasa es que al verlas desde la actualidad no nos lo parece, pero en su tiempo ya hacían cosas que la mayoría de las mujeres ni soñaban.
JD: Y sin embargo, quienes escribían para ellas eran los hombres, ¿no?
LS: Sí, pero es que si hemos avanzado es porque nos hemos puesto juntos a currar. Si no hay hombres que apoyen a las mujeres, nos dan por culo. Si no hubiera habido señores que han dicho "Vamos a arremangarnos y vamos a tirar pa'lante"... Esto no es una cosa de decir, ahora el hombre no y vamos a hacer las cosas nosotras solas. No es eso. Se trata de que andemos juntos. De que andemos juntos y arreglemos los marrones juntos. Si no, no hay forma.
VA: ¿Cómo captas públicos que nunca se habían acercado a la copla? No sé si el mérito es crear un lenguaje híbrido, o si es más importante la música, o la letra. O quizás coger coplas clásicas, como has hecho y ponerles música más contemporánea...
LS: Ha sido más desenvolverlo de todo eso que a la gente le da grima, como las peinetas... Y no porque lo conozcan, sino justamente porque no lo conocen. Es verdad que no tiene mucho que ver esa estética con lo que estamos escuchando ahora la gente de la calle. La gente que va en metro, en bicicleta, en moto... La vida ha cambiado y las canciones de aquella época tienen arreglos de orquesta que cuestan y no resultan atrayentes a los jóvenes. Pero es muy fuerte que, vaya a donde vaya, el público, tengan la edad que tengan, llega la Bien Pagá y cantan la Bien Pagá. Llega Penita Pena y la cantan. Se las saben. Incluso me pasa que en algún concierto me llega algún modernito a decirme "¡Tía, a mí no me gusta la copla y he flipado! Para empezar, he flipado con que me las sé, e igual a partir de ahora me empieza a interesar". Entonces eso está bien, quitarle un poco de polvo y echarle un poco de azucar al jarabe.
VA: Quitarle un poco la naftalina, ¿no? Porque las letras tienen muchísima profundidad...
LS: Es que no las conocen. Ese es el problema, que les provoca rechazo la estética, más que nada, que resulta como muy desfasada para los tiempos que corren, para cómo se vista la gente hoy y para el tipo de música que escuchan hoy. Pero si te ven así medio de cuero...
JD: Quizás la copla no ha tenido una evolución gradual hacia la música moderna de hoy en día, ¿no?
VA: No es como el flamenco, en el que igual sí que se empezó a innovar antes. Quizás la copla se quedó más arraigada en Andalucía. Bueno, tú lo sabrás mejor...
LS: Sí, y esas formas...
VA: Las niñas que se ponen la bata de cola, concursos...
LS: Eso es. También está bien, porque de alguna manera se conserva, pero si no se abre, la gente se termina desligando. Es imposible no avanzar. Luego hay gente friki, mucha, a la que le encanta lo antiguo, como a mí. Yo escucho más antiguo casi, que moderno.
JD: Claro, pero el público te ve a tí con una imagen moderna, por la forma de vestir, porque llevas batería, bajo eléctrico... Y eso se acerca más a un lenguaje que conocen, al lenguaje del oyente actual.
LS: Hay que hacerlo así, porque aunque sea una música popular, es denso. Los arreglos son complejos y las letras son profundas, no son letras de canción del verano. Son letras que te remueven.
VA : Con una historia, un nudo y un desenlace...
LS: Claro. Entonces hay que ayudar. Y la peña lo acepta, incluso los que no son aficionados.
VA: Digamos que te has tenido que reinventar -uno de tus hits habla de una 'zíngara rapera'- y has ido creando un estilo personal. Me gustaría saber cuál ha sido esta evolución, cómo has llegado a este estilo.
LS: Bueno, todavía no he llegado. No he llegado a ninguna parte, estoy buscando...
VA: Pero ¿cómo te definirías? Porque metes flamenco, hip-hop, música brasileña...
LS: Soy una promiscua de la música. ¡Me gusta todo! Me niego a meterme en ningún saco, porque cuando eliges, renuncias. Amo la música en general y lo mismo me gustan Raquel Meller, que Coco Rosie, que Antony and the Johnsons, que el folclore, como las chacareras que acabo de descubrir. No sé qué soy, ni hace falta. Soy artista, hago cosas, ya está. No creo que sea necesario encasillarse. ¿Para qué? Si eso es solo para ordenar las estanterías de las tiendas de música.
JD: Hay mucha gente que hace música y que quizás no siente una base, una raíz musical fuerte. Tú, a lo mejor, al tener esa raíz en la copla y en el flamenco, te sientes más segura a la hora de crear.
LS: Pero eso es tu experiencia. Yo tampoco soy una persona muy de raíces. Yo me fui de casa muy chica y me gustan todas las ciudades. Y cada ciudad que conozco, ciudad en la que me quiero quedar un año. (Escenifica) "Me encantaría quedarme una año a estudiar algo y a conocer a la gente, qué come y qué hace y cómo se lo monta". Pues así soy en la vida y en todo. Me encanta cambiarme de casa. No siento apego a ninguna cosa. Y no pasa nada. No me estresa no ser 'algo'. Un día a lo mejor canto en inglés y no pasaría nada.
VA: En cambio te has educado en el flamenco puro, ¿no? Viniste a madrid y te formaste en un tablao, que es una escuela a la hora de cantar. ¿Qué elementos de ese mundo, a veces tan purista, incorporas? ¿Hay una bailaora y una cantante en tí? ¿Hay una lucha entre ellas?
LS: No, no hay lucha. Es como si en vez de un idioma hablas dos. ¿Quién gana? ¿Se pelean el español y el inglés? No. Simplemente te puedes comunicar de más formas, con más gente. Con el cuerpo y con la voz. Lo mejor que sé lo he aprendido en los tablaos. Para mí son la forma más pura de arte flamenco. La más parecida a lo que es de verdad, que en realidad no es lo que se hace en el escenario. Es lo que pasa cuando se acaba el show. Entonces empieza la fiesta. Entonces la gente canta porque tiene ganas, no porque le pagan. El tablao es lo más parecido porque nunca sabes lo que va a pasar. Nunca sabes quién te canta, quién te toca. Nadie sabe tu baile. "Hoy voy a bailar alegrías, mañana voy a baliar esto... " Pero justo por intentar ser una flamenca sufrí un poco. Por intentar adaptarme y cerrarme esas otras partes de mí que son imposibles de ocultar. Yo he vivido mucho del falmenco, pero he vivido mucho en la calle y he salido mucho a bailar por ahí y no flamenco, precisamente, sino a darlo todo en la pista de baile, en las discotecas. Entonces, sufrí cuando intenté cerrarme ahí. Ahora cojo lo que me interesa. Lo que no me interesa o no me sale bien, pues no lo hago.
VA: Has dicho alguna vez que te pesaba ponerte la peineta algunas noches, y la bata de cola.
LS: ¡Uh! Al final ya sí. Siempre me ha encantado disfrazarme de bailaora. Me hacía ondas al agua, me pasaba la vida que si la flor, la peineta... Pero llegó un punto en que me veía horrorosa, como vestida de bombero, con tanta tela... No iba conmigo. Y ahora voy al tablao, veo a mis amigas bailar, mis compañeras de la otra vida, y me emociono y luego no duermo de lo bonito que es. Ese arte es la hostia, pero no es para mí.
VA: ¿En el extranjero te sirves más del flamenco? ¿Haces un espectáculo distinto del que haces en España?
LS: No, hago exactamente lo mismo. Fuera, lo que intento es explicarme en inglés, pero no hago una cosa como 'suvenires españoles'. Sí que hago un show diferente en teatro que cuando hago conciertos al aire libre, que ahí no da para enrollarte, porque el 5.023 no se entera. Entonces es otro rollo más festivo, con las cosas alegres. Todo lo triste se quita, porque no tiene sentido, y a bailar y a disfrutar. Y sí, el flamenco es lo que me distingue, que sé bailar. Esa es mi alma. Que sí, voy en minifalda, llevo una cresta, pero me pongo a bailar y sé bailar. No es que baile un poquillo, sino que sé bailar, soy profesional. Y eso es lo que más me caracteriza.
VA: Tengo entendido que has estado encerrada con el nuevo disco este verano y que, como novedad, vas a componer tú algunas de las músicas. ¿Cómo es esa nueva experiencia como compositora?
LS: ¡Una locura! Bueno compositora no me llames, que eso es decir demasiado. Yo soy una gran impostora. Yo intento hacer cosas y es divertido. Es curioso ver la música que tienes en la cabeza. Está bien estudiar para componer, porque si sabes te resulta mucho más sencillo, pero es divertido ver la cantidad de músicas juntas que tengo en la cabeza y cómo se van reflejando en lo que saco. Pero veo que este proyecto me va a costar más tiempo del que yo esperaba y se me ha cruzado otro proyecto por delante que me interesa un montón. Me han hecho un muy buena propuesta y ahora mismo estoy que no sé para dónde tirar. Voy a hacer los dos, creo, pero hay uno que necesita tiempo, porque es complicado lo que estoy intentando hacer, es como operaciones, implantes (risas)... Y requiere estudiar mucho, los cantes, escuchar a éste y al otro, intentar rapiñar una letra para meterla aquí... Me lo estoy pasando pipa, pero es lento. No quiero hacerlo mal, ni a medias. Soy muy pesada con eso.
JD: Se nota en tus discos, que sois muy perfeccionistas. Los arreglos son muy elaborados.
LS: Y aún así no los veo terminados ninguno de los dos.
JD: ¿El que más terminado, quizás, el segundo?
LS: No, ninguno de los dos. El segundo ahora pienso que no lo tendría que haber grabado cuando lo hice. Tendría que haberle dado una vuelta más. Pero bueno, yo creo que eso te pasa eternamente. No creo que haya nadie que diga: "Este es el disco", y al día siguiente siga pensando lo mismo. Hombre, en el momento de decir "¡Ya!" sí me parecía que era, pero al tiempo me pareció que no.
JD: ¿Y cómo os habéis coordinado entre todos para hacer las canciones? Luis Domercq hace las letras y la música entre los demás, ¿no?
LS: Sí, cada uno hace lo que se le da mejor, trae cosas... Y empezamos por la letra. Luego la música. Cuando veo una letra, aunque a veces no me pasa y tardo mucho en encontrar la música, pero cuando me daba Luisito una letra decía, "Esto tiene que ser por aquí y por allí.", "Esto me lo imagino así". Entonces empezábamos a probar hasta que nos gustara algo. Muy caótico.
VA: Y ahora te estás lanzando también con la música...
LS: Sí, me estoy divirtiendo un montón. Porque hasta ahora decía, "Tú no sabes, no toques, tú cállate...". Pero ahora... El ordenador es mío (risas), el programa es mío y el micro también, así que hago lo que me da la gana. ¿Me va a llevar la policía de la música? No. Así que hago mis truños ahí y me parto de risa. Y algunas cosas me gustan mucho. Es como escribir. No tienen que publicarte, pero tienes derecho a escribir lo que te dé la gana, aunque sea una mierda. La libreta es tuya, el boli también y tienes una idea, ¡pues escribe, coño, que no pasa ná! Otra cosa es que quieras que te publiquen, esa es otra movida.
VA: Lo importante es que te llene, ¿no?
LS: Eres libre de hacer lo que sea, cualquier tipo de masacre musical (risas).
JD: ¿Y cómo estás componiendo? ¿Con el ordenador?
LS: Sí, no sé tocar otro instrumento. Yo toco el piano así, con dos dedos y probando a ver lo que me suena bien, un poco tirando de intuición... "Voy a grabar la lavadora... ¡Qué sonido tan interesante!" Y así hago. Me divierto, juego.
VA: Los nuevos programas supongo que te dejan jugar mucho.
LS: Sí hombre, hay muchos programas para gente que no sabe de esto. Y luego como técnico no sé nada, pero para grabar ideas está bien. Para hacer experimentos. Y no necesito que venga el guitarrista para nada. Me grabo, hago voces, ruidos...
JD: Así explicado parece como un juego, pero viendo el resultado final de tus discos se puede decir que lo que haces también es muy serio, porque son dos discos excelentes.
LS: Es que lo que yo hago sola no tiene nada que ver con estos dos discos... Pero la música es un juego. Yo no trabajo. Yo me divierto. Trabajo cuando tengo veinte horas de viaje, cuando me toca ir a las tres de la mañana al aeropuerto y no dormir, eso sí es trabajo. Pero es un juego. Yo me dedico a hacer eso a lo que las madres apuntan a los niños para que se desestresen después del colegio. Esa es mi profesión. Divertirme. No es serio, no estamos operando cerebros. Luego ya sí que te tomas en serio lo que sale a la luz y lo que no. Ahí sí que curras, intentas ser muy cuidadoso, muy meticuloso y darle mil vueltas. Pero la mayor parte de esta profesión es divertirse. Que cansa, que ocupa horas y te hace renunciar a muchas cosas de la vida normal, como irte de vacaciones... Porque yo nunca sé cuando me puedo ir de vacaciones. De repente tengo cuatro días la semana que viene y son esos los que me puedo coger. No puedo planificarme la vida, porque siempre surgen cosas. ¡Pero esto es una alegría!
JD: ¿Por qué decidiste meter tanto rap en el primer disco? ¿Eres muy aficionada al género?
LS: Es que dentro del flamenco hay mucho rap. Son músicas muy similares en ciertas cosas. La rítmica está por encima de todo lo demás. En el flamenco se trabaja así, y con los pies tú rapeas. (Canta) "Taca tá ta taca tá...". La intención era siempre hacerlo bastante flamenco... En el tablao se jalea. Cuando una bailaora está haciendo algo, las que están sentadas le dicen cosas, pero no al tuntún. Va todo perfectamente clavado, a ritmo. Si no, no funciona. Y esa es la similitud que yo encuentro. Tú puedes cantar muy bien y muy afinado, pero si tú no tienes ritmo, en el flamenco no vales pa' ná. Tú puedes ser una bailarina estupenda, pero como no tengas soniquete, no vales. A lo mejor tienes los brazos tiesos, pero tienes mucho soniquete, y mola. Lo que no puedes, es irte de ritmo.
JD: ¿Y eres muy aficionada al rap? ¿Qué cosas te gustan?
LA: Bueno no soy una loca del rap, pero hay cosas que me gustan mucho. Me gusta Calle 13 muchísimo, me gusta Tego Calderón, La Mala... Me gusta mucho un disco que he descubierto hace poco, de una peña que se llaman Black Rock, que no son raperos ni nada, pero han hecho un disco en el que tocan y un montón de raperos invitados cantan, y está increíble. Me gustan The Roots... O sea que no me gusta lo de la gorra de lado y la cadena de oro. Ese no es mi rollo. Me lo puedo bailar en momento dado, pero lo que me gusta es cuando hay música debajo.
VA: Otra similitud podría ser que en el flamenco también se encuentran letras sociales, o de protesta... Con distinto lenguaje, pero con mensajes parecidos.
LS: Sí, aunque, a no ser que haya habido gente que les haya dado otra vuelta a las letras flamencas, o haya cantado a poetas, las letras normales no son superprofundas. O sí, según las quieras entender. Pero son bastante simples. Luego tú les das vueltas y encuentras cosas fuertes, a veces. Pero lo que más importa es el ritmo.
JD: Después del primer disco decides volver a la copla, dejando un poco de lado el rap, y hay un elemento que cambia mucho del primer disco al segundo, que es que en el primero metes guitarras eléctricas, pero no piano, y en el segundo es al contrario.
LS: Son pruebas, búsqueda. Haga lo que haga ahora, tampoco va a tener nada que ver. Creo que esa es mi obligación, probar y probar y probar. Cambiar. No ofrecer siempre lo mismo. Para eso no grabo más. Si quiero hacer otro disco igual que el anterior, pues ya está, para qué me voy a molestar. La movida es intentar encontrar algo nuevo, que sea un poco coherente con el camino que has empezado... O no. Da igual. Y sobre todo intentar sorprender a la peña. La gente no quiere oir otra vez el puto disco de Supercop, porque para eso ya está Supercop. Yo admiro más a artistas que arriesgan y la cagan, que a los que no arriesgan. Como público, que sigo a mucha gente, prefiero que hagas un disco que no me guste a que me hagas el mismo otra vez. Es que cambiamos todo el rato. Yo ya no soy la misma que cuando estábamos componiendo Supercop. Nadie es el mismo. ¿Cómo voy a querer lo mismo, contar lo mismo? Ahora me han pasado otras cosas y quiero contar otras cosas. He escuchado otras cosas... La vida le afecta a uno.
VA: Supongo que de los viajes también vas cogiendo elementos...
LS: Claro, y los amigos te pasan cosas "Escúchate esto que vas a flipar". "¡Hostia! Pues quiero ir ahí..." ...Y aunque no quieras cambiar, también se cambia. Pero si no te lo curras, cambias para peor. Quieto no se queda nadie, nada más que los muertos. Bueno, ese es mi punto de vista, que tampoco tiene que valerle a todo el mundo.
JD: En cuanto a los conciertos, has contado que La Shica nació porque en un bolo te propusieron cantar de forma un poco improvisada, así que puede decirse que La Shica nació en directo, como proyecto de música en vivo. ¿Por eso cuidas tanto los espectáculos, los conciertos, desde el punto de vista escénico?
LS: Es que yo soy carne de eso. Yo, lo de grabar y todo, me parece guay, me parece una experiencia interesante, pero no flipo con ello. Yo flipo ahí, en el momento, sintiendo a la gente y la gente sintiéndonos a nosotros. Comunicando es cuando flipo. En mi mundo anterior no se grababan las cosas. Se hacían. Y claro, venir de la danza, de todas las cosas que se cuidan en la danza, la luz, el vestuario, las entradas, las salidas... Toda esa información la tengo, no puedo tirarla a la basura. A mí a veces me cuesta cuando voy a un concierto que es guapísimo, pero vienen con el pantalón de la calle y están como hablando normal... No. ¡Es el escenario! Hay que disfrazarse y hay que convertirse en otra persona. A nadie le interesa mi yo del día a día.
VA: Hay un ritual en el flamenco...
LS: ¡Yo quiero ser como un torero! Yo me disfrazo y salgo como a un sitio importante, no puede ser como si estuvieras en tu casa.
JD: Pero en ese sentido el público no es como el toro, ¿no?
LS: No mata (risas). Pero bueno, a más de uno le han tirado cosas.
VA: ¿Hay tendido siete también en los conciertos?
LS: Yo tengo suerte, la verdad. El público que viene está muy abierto. Es raro que alguien venga con mal rollo. La gente quiere vivir cosas, que les meta la mano en las tripas y les remueva un poco. Tiene ganas, tiene necesidad. Entonces la gente viene y dice "Haz lo que quieras conmigo. Qué quieres, ¿que me baje los pantalones? Pues me los bajo. Hago lo que tú digas". Entonces yo tengo suerte, pero me da mucho respeto que cien, veinte, o diez mil personas me hayan escogido ese día para pasar ese rato, con tantas cosas que hay por hacer. En vez de ir al cine, ir a cenar o irse con su novia a dar un paseo, me han elegido a mí. Entonces me parece una responsabilidad muy gorda. No se pueden ir como si nada. Esa es la movida, tiene que pasarles algo.
VA: ¿La puesta en escena es tan importante como la música o la ejecución?
LS: Sí, porque si no, grabo un disco. Por eso amo a gente como los KISS, y todos estos heavies que se disfrazan. Que luego la mayoría son más normales que el copón. Yo tengo muy buena amistad con El Drogas de Barricada, que sale de cuero, con esa pinta, toca el bajo por debajo de las rodillas... Y luego hablas con él y te lo quieres comer de lo blando, de lo sensible que es. Pero tiene que mantener su personaje y hacer espectáculo.
JD: Yo sin embargo pienso que hay bastante similitud entre La Shica del escenario y la de fuera de él. Terminas el concierto y te bajas a hablar con el público, vendes tus discos...
LS: No, pero yo soy mucho más tranquila de lo que aparento. Mi vida es como la de todo el mundo. Me levanto, me visto y me voy a currar. Me acuesto pronto porque mañana tengo curro... Algún día salgo, pero intentas tener cuidado. Soy mucho más tranquila de lo que quiero que se imaginen, pero eso no le importa a nadie. Eso es un aburrimiento. En el escenario quieres ver algo, entonces yo busco ahí mi extremo... Pero soy mucho más normal. ¡No estoy loca! (risas).
VA: Una última pregunta. Quería saber qué opinas de la Ley Sinde, cómo se puede defender a los creadores.
LS: Es muy difícil... Defender el CD me parece muy difícil. Un formato tan feo, tan frío y tan de plastiquete. Pero sí que uno debería poder decidir si te lo regalo o si me lo pagas. No al precio que se ha estado pagando, porque se ha estrujado muchísimo la vaca y se ha ganado tantísimo dinero con la música, que ahora la gente no quiere pagar. Se siente estafada. Es que no podemos pagar treinta euros por un disco. Ya no se puede. Porque ¿quién quiere un disco sólo cada dos meses? Nadie. Yo el Spotify lo veo como el futuro, porque yo pago diez euros y puedo escuchar lo que me da la gana, todo el mes.Y al artista le reporta menos, pero por lo menos no se lo están levantando. Yo lo cuelgo ahí y por lo menos te da algo, cuenta para algo. Pero lo que no me parece bien es el libre albedrío. Yo llego, entro a ese bar y las madalenas esas que están ahí, me las voy a llevar. Me gustaría decidir si regalo mis madalenas, si las vendo baratas o si las vendo a un pastón. ¡Son mis madalenas!
Apagamos la grabadora porque en algún momento había que hacerlo, pero nos quedamos charlando otro rato largo más, ya no de música, sino de la vida en general. La Shica nos dice que está encantada de volver a Madrid, después de algunos viajes que le han hecho ver otras realidades. Pueblos donde no se nota la crisis, porque no tienen casi nada, lo que le hace valorar más todo lo que ella tiene aquí, y dice que se encuentra feliz y afortunada. Y lo transmite. En eso se parecen mucho La Shica del escenario y la de abajo del escenario: en la energía, las ganas y la generosidad con las que se toma, tanto un concierto suyo, como esta entrevista, y sospechamos que esa es una de las razones que la hacen la gran artista que es.
La Shica: www.myspace.com/folcloricadepelocorto
Verónica Aranda: http://veronicaaranda.blogspot.com/
VA: O para poder viajar, porque no tenían pasaporte.
LS: Claro, y ellas decían, "No señores, por ahí no va la película. Yo salgo ahí con mi escote, fumo, tengo amante y vamos a vivir la vida".
VA: Algunas eran prostitutas, como en Ojos Verdes, o Tatuaje. Queridas, que no estaban casadas...
LS: ¡Unas valientes! Eran las supermodernas, lo que pasa es que al verlas desde la actualidad no nos lo parece, pero en su tiempo ya hacían cosas que la mayoría de las mujeres ni soñaban.
JD: Y sin embargo, quienes escribían para ellas eran los hombres, ¿no?
LS: Sí, pero es que si hemos avanzado es porque nos hemos puesto juntos a currar. Si no hay hombres que apoyen a las mujeres, nos dan por culo. Si no hubiera habido señores que han dicho "Vamos a arremangarnos y vamos a tirar pa'lante"... Esto no es una cosa de decir, ahora el hombre no y vamos a hacer las cosas nosotras solas. No es eso. Se trata de que andemos juntos. De que andemos juntos y arreglemos los marrones juntos. Si no, no hay forma.
VA: ¿Cómo captas públicos que nunca se habían acercado a la copla? No sé si el mérito es crear un lenguaje híbrido, o si es más importante la música, o la letra. O quizás coger coplas clásicas, como has hecho y ponerles música más contemporánea...
LS: Ha sido más desenvolverlo de todo eso que a la gente le da grima, como las peinetas... Y no porque lo conozcan, sino justamente porque no lo conocen. Es verdad que no tiene mucho que ver esa estética con lo que estamos escuchando ahora la gente de la calle. La gente que va en metro, en bicicleta, en moto... La vida ha cambiado y las canciones de aquella época tienen arreglos de orquesta que cuestan y no resultan atrayentes a los jóvenes. Pero es muy fuerte que, vaya a donde vaya, el público, tengan la edad que tengan, llega la Bien Pagá y cantan la Bien Pagá. Llega Penita Pena y la cantan. Se las saben. Incluso me pasa que en algún concierto me llega algún modernito a decirme "¡Tía, a mí no me gusta la copla y he flipado! Para empezar, he flipado con que me las sé, e igual a partir de ahora me empieza a interesar". Entonces eso está bien, quitarle un poco de polvo y echarle un poco de azucar al jarabe.
VA: Quitarle un poco la naftalina, ¿no? Porque las letras tienen muchísima profundidad...
LS: Es que no las conocen. Ese es el problema, que les provoca rechazo la estética, más que nada, que resulta como muy desfasada para los tiempos que corren, para cómo se vista la gente hoy y para el tipo de música que escuchan hoy. Pero si te ven así medio de cuero...
JD: Quizás la copla no ha tenido una evolución gradual hacia la música moderna de hoy en día, ¿no?
VA: No es como el flamenco, en el que igual sí que se empezó a innovar antes. Quizás la copla se quedó más arraigada en Andalucía. Bueno, tú lo sabrás mejor...
LS: Sí, y esas formas...
VA: Las niñas que se ponen la bata de cola, concursos...
LS: Eso es. También está bien, porque de alguna manera se conserva, pero si no se abre, la gente se termina desligando. Es imposible no avanzar. Luego hay gente friki, mucha, a la que le encanta lo antiguo, como a mí. Yo escucho más antiguo casi, que moderno.
JD: Claro, pero el público te ve a tí con una imagen moderna, por la forma de vestir, porque llevas batería, bajo eléctrico... Y eso se acerca más a un lenguaje que conocen, al lenguaje del oyente actual.
LS: Hay que hacerlo así, porque aunque sea una música popular, es denso. Los arreglos son complejos y las letras son profundas, no son letras de canción del verano. Son letras que te remueven.
VA : Con una historia, un nudo y un desenlace...
LS: Claro. Entonces hay que ayudar. Y la peña lo acepta, incluso los que no son aficionados.
VA: Digamos que te has tenido que reinventar -uno de tus hits habla de una 'zíngara rapera'- y has ido creando un estilo personal. Me gustaría saber cuál ha sido esta evolución, cómo has llegado a este estilo.
LS: Bueno, todavía no he llegado. No he llegado a ninguna parte, estoy buscando...
VA: Pero ¿cómo te definirías? Porque metes flamenco, hip-hop, música brasileña...
"Soy una promiscua de la música."
LS: Soy una promiscua de la música. ¡Me gusta todo! Me niego a meterme en ningún saco, porque cuando eliges, renuncias. Amo la música en general y lo mismo me gustan Raquel Meller, que Coco Rosie, que Antony and the Johnsons, que el folclore, como las chacareras que acabo de descubrir. No sé qué soy, ni hace falta. Soy artista, hago cosas, ya está. No creo que sea necesario encasillarse. ¿Para qué? Si eso es solo para ordenar las estanterías de las tiendas de música.
JD: Hay mucha gente que hace música y que quizás no siente una base, una raíz musical fuerte. Tú, a lo mejor, al tener esa raíz en la copla y en el flamenco, te sientes más segura a la hora de crear.
LS: Pero eso es tu experiencia. Yo tampoco soy una persona muy de raíces. Yo me fui de casa muy chica y me gustan todas las ciudades. Y cada ciudad que conozco, ciudad en la que me quiero quedar un año. (Escenifica) "Me encantaría quedarme una año a estudiar algo y a conocer a la gente, qué come y qué hace y cómo se lo monta". Pues así soy en la vida y en todo. Me encanta cambiarme de casa. No siento apego a ninguna cosa. Y no pasa nada. No me estresa no ser 'algo'. Un día a lo mejor canto en inglés y no pasaría nada.
VA: En cambio te has educado en el flamenco puro, ¿no? Viniste a madrid y te formaste en un tablao, que es una escuela a la hora de cantar. ¿Qué elementos de ese mundo, a veces tan purista, incorporas? ¿Hay una bailaora y una cantante en tí? ¿Hay una lucha entre ellas?
"El flamenco es lo que ocurre cuando acaba el espectáculo."
LS: No, no hay lucha. Es como si en vez de un idioma hablas dos. ¿Quién gana? ¿Se pelean el español y el inglés? No. Simplemente te puedes comunicar de más formas, con más gente. Con el cuerpo y con la voz. Lo mejor que sé lo he aprendido en los tablaos. Para mí son la forma más pura de arte flamenco. La más parecida a lo que es de verdad, que en realidad no es lo que se hace en el escenario. Es lo que pasa cuando se acaba el show. Entonces empieza la fiesta. Entonces la gente canta porque tiene ganas, no porque le pagan. El tablao es lo más parecido porque nunca sabes lo que va a pasar. Nunca sabes quién te canta, quién te toca. Nadie sabe tu baile. "Hoy voy a bailar alegrías, mañana voy a baliar esto... " Pero justo por intentar ser una flamenca sufrí un poco. Por intentar adaptarme y cerrarme esas otras partes de mí que son imposibles de ocultar. Yo he vivido mucho del falmenco, pero he vivido mucho en la calle y he salido mucho a bailar por ahí y no flamenco, precisamente, sino a darlo todo en la pista de baile, en las discotecas. Entonces, sufrí cuando intenté cerrarme ahí. Ahora cojo lo que me interesa. Lo que no me interesa o no me sale bien, pues no lo hago.
VA: Has dicho alguna vez que te pesaba ponerte la peineta algunas noches, y la bata de cola.
LS: ¡Uh! Al final ya sí. Siempre me ha encantado disfrazarme de bailaora. Me hacía ondas al agua, me pasaba la vida que si la flor, la peineta... Pero llegó un punto en que me veía horrorosa, como vestida de bombero, con tanta tela... No iba conmigo. Y ahora voy al tablao, veo a mis amigas bailar, mis compañeras de la otra vida, y me emociono y luego no duermo de lo bonito que es. Ese arte es la hostia, pero no es para mí.
VA: ¿En el extranjero te sirves más del flamenco? ¿Haces un espectáculo distinto del que haces en España?
LS: No, hago exactamente lo mismo. Fuera, lo que intento es explicarme en inglés, pero no hago una cosa como 'suvenires españoles'. Sí que hago un show diferente en teatro que cuando hago conciertos al aire libre, que ahí no da para enrollarte, porque el 5.023 no se entera. Entonces es otro rollo más festivo, con las cosas alegres. Todo lo triste se quita, porque no tiene sentido, y a bailar y a disfrutar. Y sí, el flamenco es lo que me distingue, que sé bailar. Esa es mi alma. Que sí, voy en minifalda, llevo una cresta, pero me pongo a bailar y sé bailar. No es que baile un poquillo, sino que sé bailar, soy profesional. Y eso es lo que más me caracteriza.
VA: Tengo entendido que has estado encerrada con el nuevo disco este verano y que, como novedad, vas a componer tú algunas de las músicas. ¿Cómo es esa nueva experiencia como compositora?
LS: ¡Una locura! Bueno compositora no me llames, que eso es decir demasiado. Yo soy una gran impostora. Yo intento hacer cosas y es divertido. Es curioso ver la música que tienes en la cabeza. Está bien estudiar para componer, porque si sabes te resulta mucho más sencillo, pero es divertido ver la cantidad de músicas juntas que tengo en la cabeza y cómo se van reflejando en lo que saco. Pero veo que este proyecto me va a costar más tiempo del que yo esperaba y se me ha cruzado otro proyecto por delante que me interesa un montón. Me han hecho un muy buena propuesta y ahora mismo estoy que no sé para dónde tirar. Voy a hacer los dos, creo, pero hay uno que necesita tiempo, porque es complicado lo que estoy intentando hacer, es como operaciones, implantes (risas)... Y requiere estudiar mucho, los cantes, escuchar a éste y al otro, intentar rapiñar una letra para meterla aquí... Me lo estoy pasando pipa, pero es lento. No quiero hacerlo mal, ni a medias. Soy muy pesada con eso.
JD: Se nota en tus discos, que sois muy perfeccionistas. Los arreglos son muy elaborados.
LS: Y aún así no los veo terminados ninguno de los dos.
JD: ¿El que más terminado, quizás, el segundo?
LS: No, ninguno de los dos. El segundo ahora pienso que no lo tendría que haber grabado cuando lo hice. Tendría que haberle dado una vuelta más. Pero bueno, yo creo que eso te pasa eternamente. No creo que haya nadie que diga: "Este es el disco", y al día siguiente siga pensando lo mismo. Hombre, en el momento de decir "¡Ya!" sí me parecía que era, pero al tiempo me pareció que no.
JD: ¿Y cómo os habéis coordinado entre todos para hacer las canciones? Luis Domercq hace las letras y la música entre los demás, ¿no?
LS: Sí, cada uno hace lo que se le da mejor, trae cosas... Y empezamos por la letra. Luego la música. Cuando veo una letra, aunque a veces no me pasa y tardo mucho en encontrar la música, pero cuando me daba Luisito una letra decía, "Esto tiene que ser por aquí y por allí.", "Esto me lo imagino así". Entonces empezábamos a probar hasta que nos gustara algo. Muy caótico.
VA: Y ahora te estás lanzando también con la música...
LS: Sí, me estoy divirtiendo un montón. Porque hasta ahora decía, "Tú no sabes, no toques, tú cállate...". Pero ahora... El ordenador es mío (risas), el programa es mío y el micro también, así que hago lo que me da la gana. ¿Me va a llevar la policía de la música? No. Así que hago mis truños ahí y me parto de risa. Y algunas cosas me gustan mucho. Es como escribir. No tienen que publicarte, pero tienes derecho a escribir lo que te dé la gana, aunque sea una mierda. La libreta es tuya, el boli también y tienes una idea, ¡pues escribe, coño, que no pasa ná! Otra cosa es que quieras que te publiquen, esa es otra movida.
VA: Lo importante es que te llene, ¿no?
LS: Eres libre de hacer lo que sea, cualquier tipo de masacre musical (risas).
JD: ¿Y cómo estás componiendo? ¿Con el ordenador?
LS: Sí, no sé tocar otro instrumento. Yo toco el piano así, con dos dedos y probando a ver lo que me suena bien, un poco tirando de intuición... "Voy a grabar la lavadora... ¡Qué sonido tan interesante!" Y así hago. Me divierto, juego.
VA: Los nuevos programas supongo que te dejan jugar mucho.
LS: Sí hombre, hay muchos programas para gente que no sabe de esto. Y luego como técnico no sé nada, pero para grabar ideas está bien. Para hacer experimentos. Y no necesito que venga el guitarrista para nada. Me grabo, hago voces, ruidos...
JD: Así explicado parece como un juego, pero viendo el resultado final de tus discos se puede decir que lo que haces también es muy serio, porque son dos discos excelentes.
LS: Es que lo que yo hago sola no tiene nada que ver con estos dos discos... Pero la música es un juego. Yo no trabajo. Yo me divierto. Trabajo cuando tengo veinte horas de viaje, cuando me toca ir a las tres de la mañana al aeropuerto y no dormir, eso sí es trabajo. Pero es un juego. Yo me dedico a hacer eso a lo que las madres apuntan a los niños para que se desestresen después del colegio. Esa es mi profesión. Divertirme. No es serio, no estamos operando cerebros. Luego ya sí que te tomas en serio lo que sale a la luz y lo que no. Ahí sí que curras, intentas ser muy cuidadoso, muy meticuloso y darle mil vueltas. Pero la mayor parte de esta profesión es divertirse. Que cansa, que ocupa horas y te hace renunciar a muchas cosas de la vida normal, como irte de vacaciones... Porque yo nunca sé cuando me puedo ir de vacaciones. De repente tengo cuatro días la semana que viene y son esos los que me puedo coger. No puedo planificarme la vida, porque siempre surgen cosas. ¡Pero esto es una alegría!
JD: ¿Por qué decidiste meter tanto rap en el primer disco? ¿Eres muy aficionada al género?
"Dentro del flamenco hay mucho rap."
LS: Es que dentro del flamenco hay mucho rap. Son músicas muy similares en ciertas cosas. La rítmica está por encima de todo lo demás. En el flamenco se trabaja así, y con los pies tú rapeas. (Canta) "Taca tá ta taca tá...". La intención era siempre hacerlo bastante flamenco... En el tablao se jalea. Cuando una bailaora está haciendo algo, las que están sentadas le dicen cosas, pero no al tuntún. Va todo perfectamente clavado, a ritmo. Si no, no funciona. Y esa es la similitud que yo encuentro. Tú puedes cantar muy bien y muy afinado, pero si tú no tienes ritmo, en el flamenco no vales pa' ná. Tú puedes ser una bailarina estupenda, pero como no tengas soniquete, no vales. A lo mejor tienes los brazos tiesos, pero tienes mucho soniquete, y mola. Lo que no puedes, es irte de ritmo.
JD: ¿Y eres muy aficionada al rap? ¿Qué cosas te gustan?
LA: Bueno no soy una loca del rap, pero hay cosas que me gustan mucho. Me gusta Calle 13 muchísimo, me gusta Tego Calderón, La Mala... Me gusta mucho un disco que he descubierto hace poco, de una peña que se llaman Black Rock, que no son raperos ni nada, pero han hecho un disco en el que tocan y un montón de raperos invitados cantan, y está increíble. Me gustan The Roots... O sea que no me gusta lo de la gorra de lado y la cadena de oro. Ese no es mi rollo. Me lo puedo bailar en momento dado, pero lo que me gusta es cuando hay música debajo.
VA: Otra similitud podría ser que en el flamenco también se encuentran letras sociales, o de protesta... Con distinto lenguaje, pero con mensajes parecidos.
LS: Sí, aunque, a no ser que haya habido gente que les haya dado otra vuelta a las letras flamencas, o haya cantado a poetas, las letras normales no son superprofundas. O sí, según las quieras entender. Pero son bastante simples. Luego tú les das vueltas y encuentras cosas fuertes, a veces. Pero lo que más importa es el ritmo.
JD: Después del primer disco decides volver a la copla, dejando un poco de lado el rap, y hay un elemento que cambia mucho del primer disco al segundo, que es que en el primero metes guitarras eléctricas, pero no piano, y en el segundo es al contrario.
LS: Son pruebas, búsqueda. Haga lo que haga ahora, tampoco va a tener nada que ver. Creo que esa es mi obligación, probar y probar y probar. Cambiar. No ofrecer siempre lo mismo. Para eso no grabo más. Si quiero hacer otro disco igual que el anterior, pues ya está, para qué me voy a molestar. La movida es intentar encontrar algo nuevo, que sea un poco coherente con el camino que has empezado... O no. Da igual. Y sobre todo intentar sorprender a la peña. La gente no quiere oir otra vez el puto disco de Supercop, porque para eso ya está Supercop. Yo admiro más a artistas que arriesgan y la cagan, que a los que no arriesgan. Como público, que sigo a mucha gente, prefiero que hagas un disco que no me guste a que me hagas el mismo otra vez. Es que cambiamos todo el rato. Yo ya no soy la misma que cuando estábamos componiendo Supercop. Nadie es el mismo. ¿Cómo voy a querer lo mismo, contar lo mismo? Ahora me han pasado otras cosas y quiero contar otras cosas. He escuchado otras cosas... La vida le afecta a uno.
VA: Supongo que de los viajes también vas cogiendo elementos...
LS: Claro, y los amigos te pasan cosas "Escúchate esto que vas a flipar". "¡Hostia! Pues quiero ir ahí..." ...Y aunque no quieras cambiar, también se cambia. Pero si no te lo curras, cambias para peor. Quieto no se queda nadie, nada más que los muertos. Bueno, ese es mi punto de vista, que tampoco tiene que valerle a todo el mundo.
"¡Es el escenario! Hay que disfrazarse y hay que convertirse en otra persona."
JD: En cuanto a los conciertos, has contado que La Shica nació porque en un bolo te propusieron cantar de forma un poco improvisada, así que puede decirse que La Shica nació en directo, como proyecto de música en vivo. ¿Por eso cuidas tanto los espectáculos, los conciertos, desde el punto de vista escénico?
LS: Es que yo soy carne de eso. Yo, lo de grabar y todo, me parece guay, me parece una experiencia interesante, pero no flipo con ello. Yo flipo ahí, en el momento, sintiendo a la gente y la gente sintiéndonos a nosotros. Comunicando es cuando flipo. En mi mundo anterior no se grababan las cosas. Se hacían. Y claro, venir de la danza, de todas las cosas que se cuidan en la danza, la luz, el vestuario, las entradas, las salidas... Toda esa información la tengo, no puedo tirarla a la basura. A mí a veces me cuesta cuando voy a un concierto que es guapísimo, pero vienen con el pantalón de la calle y están como hablando normal... No. ¡Es el escenario! Hay que disfrazarse y hay que convertirse en otra persona. A nadie le interesa mi yo del día a día.
VA: Hay un ritual en el flamenco...
LS: ¡Yo quiero ser como un torero! Yo me disfrazo y salgo como a un sitio importante, no puede ser como si estuvieras en tu casa.
JD: Pero en ese sentido el público no es como el toro, ¿no?
LS: No mata (risas). Pero bueno, a más de uno le han tirado cosas.
VA: ¿Hay tendido siete también en los conciertos?
LS: Yo tengo suerte, la verdad. El público que viene está muy abierto. Es raro que alguien venga con mal rollo. La gente quiere vivir cosas, que les meta la mano en las tripas y les remueva un poco. Tiene ganas, tiene necesidad. Entonces la gente viene y dice "Haz lo que quieras conmigo. Qué quieres, ¿que me baje los pantalones? Pues me los bajo. Hago lo que tú digas". Entonces yo tengo suerte, pero me da mucho respeto que cien, veinte, o diez mil personas me hayan escogido ese día para pasar ese rato, con tantas cosas que hay por hacer. En vez de ir al cine, ir a cenar o irse con su novia a dar un paseo, me han elegido a mí. Entonces me parece una responsabilidad muy gorda. No se pueden ir como si nada. Esa es la movida, tiene que pasarles algo.
VA: ¿La puesta en escena es tan importante como la música o la ejecución?
LS: Sí, porque si no, grabo un disco. Por eso amo a gente como los KISS, y todos estos heavies que se disfrazan. Que luego la mayoría son más normales que el copón. Yo tengo muy buena amistad con El Drogas de Barricada, que sale de cuero, con esa pinta, toca el bajo por debajo de las rodillas... Y luego hablas con él y te lo quieres comer de lo blando, de lo sensible que es. Pero tiene que mantener su personaje y hacer espectáculo.
JD: Yo sin embargo pienso que hay bastante similitud entre La Shica del escenario y la de fuera de él. Terminas el concierto y te bajas a hablar con el público, vendes tus discos...
LS: No, pero yo soy mucho más tranquila de lo que aparento. Mi vida es como la de todo el mundo. Me levanto, me visto y me voy a currar. Me acuesto pronto porque mañana tengo curro... Algún día salgo, pero intentas tener cuidado. Soy mucho más tranquila de lo que quiero que se imaginen, pero eso no le importa a nadie. Eso es un aburrimiento. En el escenario quieres ver algo, entonces yo busco ahí mi extremo... Pero soy mucho más normal. ¡No estoy loca! (risas).
VA: Una última pregunta. Quería saber qué opinas de la Ley Sinde, cómo se puede defender a los creadores.
LS: Es muy difícil... Defender el CD me parece muy difícil. Un formato tan feo, tan frío y tan de plastiquete. Pero sí que uno debería poder decidir si te lo regalo o si me lo pagas. No al precio que se ha estado pagando, porque se ha estrujado muchísimo la vaca y se ha ganado tantísimo dinero con la música, que ahora la gente no quiere pagar. Se siente estafada. Es que no podemos pagar treinta euros por un disco. Ya no se puede. Porque ¿quién quiere un disco sólo cada dos meses? Nadie. Yo el Spotify lo veo como el futuro, porque yo pago diez euros y puedo escuchar lo que me da la gana, todo el mes.Y al artista le reporta menos, pero por lo menos no se lo están levantando. Yo lo cuelgo ahí y por lo menos te da algo, cuenta para algo. Pero lo que no me parece bien es el libre albedrío. Yo llego, entro a ese bar y las madalenas esas que están ahí, me las voy a llevar. Me gustaría decidir si regalo mis madalenas, si las vendo baratas o si las vendo a un pastón. ¡Son mis madalenas!
Apagamos la grabadora porque en algún momento había que hacerlo, pero nos quedamos charlando otro rato largo más, ya no de música, sino de la vida en general. La Shica nos dice que está encantada de volver a Madrid, después de algunos viajes que le han hecho ver otras realidades. Pueblos donde no se nota la crisis, porque no tienen casi nada, lo que le hace valorar más todo lo que ella tiene aquí, y dice que se encuentra feliz y afortunada. Y lo transmite. En eso se parecen mucho La Shica del escenario y la de abajo del escenario: en la energía, las ganas y la generosidad con las que se toma, tanto un concierto suyo, como esta entrevista, y sospechamos que esa es una de las razones que la hacen la gran artista que es.
La Shica: www.myspace.com/folcloricadepelocorto
Verónica Aranda: http://veronicaaranda.blogspot.com/